¿Cómo distinguir un buen vino?
5 pasos para reconocer un buen vino, para principiantes.
Reconocer un buen vino a simple vista es sencillo, aunque se trate de gustos personales, podemos percatarnos de que un vino ha sido elaborado con una fruta cuidada y una enología excelente, lo que sin duda, también se refleja en su valor. Pero, ¿hasta qué punto podemos distinguir un vino realmente bueno de uno que no? La diferencia radica en una fina línea entre los gustos personales y los aspectos que lo definen. Aquí te damos 5 trucos para reconocer un buen vino, más allá del color y el aroma:
Equilibrio
Esta es la relación de 4 elementos: dulzor, acidez, tanino y alcohol, ¿ya os suena complicado? Os lo explicamos mejor. El tanino (sabor amargo y astringente) y la acidez son elementos endurecedores, mientras que el alcohol y el azúcar son suavizadores, por lo tanto, cuando un vino es de calidad, significa que existe un equilibrio entre estos dos aspectos.
Longitud
Un vino con una buena longitud hace referencia a su sabor a lo largo del paladar, es decir, que se imprime todo el sabor en la lengua y el paladar, y su sabor se mantiene, incluso, después de haberlo tragado. Cuando un vino es corto, es intenso en la boca pero se pierde rápidamente su sabor al tragarse.
Profundidad
Este atributo es bastante complicado de medir, pero no imposible, os damos algunos trucos para distinguirlo. La profundidad se refiere a las capas del sabor, está bastante ligado al equilibrio, así como debe haber una armonía entre los 4 elementos, para saber si un vino tiene profundidad, debes reconocer estos elementos, sintiendo en la boca las capas del dulzor, el tanino, la acidez y el alcohol. Cuando un vino es plano, quiere decir que tiene poco sabor en general.
Carácter
Consiste en la personalidad del vino. Según cada categoría el vino tiene unas características propias, que se obtienen de su terruño (tipo de uvas, clima, altitud, suelo…), se reconocen por su aroma, mineralidad, etc.
Complejidad
Un buen vino guarda una gama de sabores/matices y aromas diversos. La complejidad no se refiere a la dificultad de beber o hacer, sino, a la experiencia, a descubrir nuevos aromas o nuevos sabores con cada sorbo. Un buen vino puede ser simple, pero que guarda una gama de sabores diversa.
Al saber estos pasos, ya podréis reconocer un buen vino y cuantos más pruebes y vayas descifrando, más experto te harás en el tema. ¡Haz la prueba!